Diego Velázquez fue el pintor barroco español más importante porque trató con igual excelencia todos los géneros: religiosos, mitológicos, retratos, históricos, paisajes, bodegones, etc. Además de ser, indiscutiblemente, uno de los mejores artistas de todos los tiempos.
Velázquez nace en 1599 en Sevilla y muere en Madrid en 1660, realizando sus obras en la primera mitad del siglo XVII. En España todavía continúa reinando la Casa de los Austrias. De hecho, Velázquez será pintor de cámara de Felipe IV.
Se trata de una época en la que el estilo artístico que reina es el Barroco, que ha llegado a España desde Italia.
Etapa Sevillana (1599-1623)
En esta fase, Velázquez tuvo como maestro a Pacheco. Con él aprendió a ser un gran dibujante y a organizar las composiciones. Las primeras obras que realizó pertenecen al tenebrismo (tendencia italiana que procede de Caravaggio). Las características de esta corriente son:
- Realismo.
- Contrastes de luz.
- Composición diagonal.
Los temas que Velázquez pintó en esta primera etapa son religiosos y también populares, extraídos de la vida cotidiana.
Etapa madrilena (1623- 1660)
Se trata de la etapa más amplia de la vida y obra de Velázquez que a su vez tiene distintas fases.
Inicialmente, desde 1623 a 1629 se emplea como pintor de cámara de Felipe IV y a medida que pasa el tiempo consigue mejores trabajos. En este periodo continúa su formación como pintor, tomando como referencia las galerías pictóricas de la Corte madrileña. Además, en esta etapa conoce al genio flamenco Rubens.
Entre 1629 y 1631 pasa una larga estancia en Italia aconsejado por Rubens. Allí aprende mucho de la obra de los grandes pintores renacentistas y barrocos italianos.
En 1631 Diego Velázquez regresa a España permaneciendo hasta 1649. Se trata de una fase prolífica en que realiza numerosas obras.
En 1651 regresa de nuevo a España. Entre las obras que realiza en esta última etapa de su vida, están las más importantes (sus tres grandes obras).(1)
(1) http:///ArteEspana.com/Velazquez.htm
Bartolomé Esteban Murillo
(1617-1682)
Conocido como pintor de redondeces y dulzuras, si a una imagen se asocia el nombre de Murillo es a la de sus vírgenes, siempre puras y delicadas, sencillas en la comprensión y exquisitas, envueltas por una gracia que hoy día quizá para algunos gustos pueda pecar de sentimental en exceso.
Su estilo se divide para un mejor análisis en tres fases o periodos (denominados por Ceán Bermúdez): el estilo frío (hasta 1652), el cálido (1652-1656), y el vaporoso (aproximadamente de 1667 a 1682).
Bartolomé Esteban Murillo nace en Sevilla en 1617, en el seno de una familia compuesta por numerosos hermanos que pronto quedarán sin padres (en un espacio muy breve de tiempo morirá el padre seguido de la madre). De esta manera, Esteban será criado por una hermana y su marido, con el cual mantendrá hasta el final cordiales relaciones.
Será en esta ciudad también donde comience a desarrollar su profesión de pintor, primero realizando obras de temática religiosa para exportar a América y, tras un supuesto "paseo" por Madrid conociendo de la mano de Velázquez las colecciones del Escorial y el Alcázar, asentándose y recogiendo laureles hasta su muerte en 1682.
Al igual que sucede en tantos otros casos se desconoce cuándo exactamente debió comenzar el aprendizaje del joven Esteban, aunque se cree que se inició alrededor de 1633 al lado del maestro pintor Juan del Castillo, en cuyo taller habría permanecido hasta la fecha de la marcha de éste a otras capitales andaluzas unos cinco años después.
Una vez aprendida la base del oficio, la siguiente influencia en la vida pictórica de Murillo vendrá determinada por Pedro Moya, quien, de paso por Sevilla en 1642, y después de estar en Londres, le hará partícipe de lo que en esta ciudad se estaba llevando a cabo (habría conocido a Van Dyck poco antes de su muerte), suscitando en Murillo por medio de copias e impresiones comentadas el deseo de partir de viaje para visionar este tipo de arte también. No irá tan lejos sin embargo, llegando hasta Madrid (según la teoría de Céan Bermúdez) para regresar poco después a su ciudad de origen.
Lo cierto es que hasta la fecha de febrero de 1644, en que es seguro que se encuentra en Sevilla, los pasos de Murillo han sufrido más de un seguimiento arropados por conjeturas (al parecer, de joven, tuvo la intención de emigrar al Nuevo Continente, viaje finalmente fallido, al igual que uno planeado a Italia durante su residencia madrileña, la cual también ha generado hipótesis de veracidad). Sí es seguro que en el año ya citado se halla de nuevo en su ciudad natal porque existe constancia de que es admitido en la Cofradía del Rosario de la Iglesia de la Magdalena.
Así, poco después, se encuentra totalmente establecido, con taller propio, recibiendo encargos de importancia cuya buena resolución contribuirá al aumento de su fama, como la serie para un claustro del Convento de San Francisco en Sevilla (1645), y a punto de formar una familia (diezmada más tarde por la peste del 49). Para la iglesia de los Franciscanos también va a realizar unos años más tarde (1650) una famosísima Inmaculada Concepción, que preludia en esbozo el tipo de virgen a desarrollar en años posteriores (comienza ahora una serie con este tema, que continuará hasta casi su muerte).
Hacia 1660 el reconocimiento de Murillo es grande, los encargos se suceden (provenientes principalmente de clientes religiosos), e incluso llega a intervenir en la fundación de la Academia de pintura de Sevilla, cuya presidencia ostentará hasta el año de 1663. En años siguientes va a llevar a cabo algunas de sus principales obras, como los dos lienzos del sueño del Patricio (para Santa María La Blanca), y muchas de sus inmaculadas, niños y anunciaciones, llegando su fama a tal extremo que, al parecer, el propio monarca Carlos II le habría instado a trasladar su residencia a Madrid, declinando el pintor la invitación.
Al final de su vida (1681 u 82) inicia la serie que no llegará a ver terminada de la iglesia de los Capuchinos de Cádiz, durante cuya ejecución sufrirá un accidente, al caer desde un andamio, que le conducirá a la muerte, finalizando así su vida en el año de 1682.(1)
(1) http:///ArteEspana.com/murillo.htm
José de Ribera "El Españoleto"
(1591-1652)
Setabense de nacimiento, Ribera se debió sentir muy orgulloso durante toda su vida, que fue por lo demás extraordinaria, de su procedencia española, como lo demuestra el hecho de que en Italia se hiciera conocer por "El Español", sobrenombre que derivará, debido a su pequeña estatura, en "El Españoleto".
Nacido en esta localidad valenciana de Játiva en el año de 1591, no se sabe con exactitud cuáles fueron los motivos que determinaron su cambio de residencia dado que es escaso lo que se puede afirmar de su vida sin faltar a la verdad puesto que buena parte de la información que sobre su biografía existe aparece rodeada de leyenda (se le ha llegado a vincular incluso con la mafia napolitana de la época).
Sea como fuere, el caso es que, tras un breve periodo en la infancia de permanencia en Valencia (donde se ha especulado con la posibilidad de un aprendizaje al lado de Ribalta), en 1611 ya aparece documentado por primera vez en Italia, concretamente en Parma. Será en Nápoles sin embargo, y tras un breve paso por la Academia de San Lucas de Roma, donde desarrolle la mayor parte de su producción artística y disfrute de buena parte de su vida, falleciendo en dicha ciudad en 1652.
El hecho de aparecer a la temprana edad de 20 años como pintor nominal, y se supone que ejecutor, de un encargo tan importante como un cuadro para una iglesia de Parma, en concreto un hoy día perdido San Martín para la parroquia de San Próspero, hace suponer la enorme fama de la que debió disfrutar desde los mismísimos comienzos de su andadura pictórica.
En Roma, ciudad culpable de la aprehensión por parte del joven Spagnoletto de la influencia naturalista, realizaría una serie denominada los Cinco Sentidos. Se sabe que habría recibido una serie de encargos importantes en esta ciudad de igual modo, aunque un estilo de vida que le acabará procurando serias estrecheces económicas será al final determinante para que acepte un trabajo en Nápoles.
Es esta ciudad, donde el caravaggismo está en pleno auge, la siguiente etapa y la más importante de su producción y en su producción. Ronda el año de 1616 y Ribera entra a formar parte por un corto periodo de tiempo del taller de Gian Bernardo Azzolino, con cuya hija acabará desposándose en ese mismo año, para establecerse a continuación en su propio taller.
Ribera comienza a recibir encargos importantes, algunos de los cuales provendrán de España, como el de la Colegiata de Osuna, para la que llevará a cabo su famosísimo óleo El Calvario (1618?1625?).
Su consideración no deja de crecer y, en 1624, a la muerte del duque de Osuna, con quien mantenía una estrecha relación, su sucesor el duque de Alcalá nombrará a Ribera con el título de Pintor de Corte, en función de la potestad que su investidura como virrey de Nápoles le otorga.
Por estas fechas trabaja para iglesia della Trinità delle Monache en un San Jerónimo, realiza el lienzo del Martirio de San Andrés (1628) y lleva a cabo una gran cantidad de encargos, entre los que destacan algunos de sus famosos martirios de San Bartolomé y, ya en la década de los años 30 (punto de inflexión en su pintura), la serie realizada para el Convento de las Agustinas Recoletas de Monterrey en Salamanca, para cuyo retablo mayor ejecutó una magnífica y colorista Inmaculada Concepción.
Los años siguientes verán igualmente un incremento frenético en la actividad del taller de Ribera, sucediéndose los importantes encargos, y de su popularidad, llegando incluso a ser nombrado por el Papa Inocencio X Caballero de la Orden de Cristo.
Pero los encargos se espaciarán en el tiempo previo a la muerte del pintor, el cual sufrirá una enfermedad que se agravará a la par que sus penurias económicas (tan sólo aliviadas por algunos trabajos), además de vivir los diversos enfrentamientos que se producirán en la ciudad de Nápoles resultado de un movimiento antiespañol. Enfrentamientos que serán el detonante del deterioro de la salud del pintor, teniéndose el final de su vida por tan increíble como esta misma e, igualmente, distorsionado por la bruma de la leyenda: al parecer, don Juan José de Austria, enviado para sofocar la revuelta, se habría enamorado de la hija (según la versión, la sobrina) del pintor, raptándola para llevarla a un convento en Palermo, conduciendo dicha circunstancia a Ribera hacia la locura, desapareciendo éste poco después (sin embargo, su partida de defunción apareció en Nápoles fechada en 1652)(1)
(1) http:///ArteEspana.com/joseribera.htm
Francisco Ribalta
(1565-1628)
Francisco Ribalta nació en Solsona (Lérida) en 1565. Pasó su niñez y su juventud en Barcelona, donde su padre trabajaba como sastre. Comenzó sus estudios artísticos cuando se trasladó a Madrid, en 1581, formándose en El Escorial dentro del último manierismo. Se relacionó con los pintores italianos que habían venido para trabajar en la decoración del monasterio y en especial con Navarrete. Allí realizó su primera obra conocida, Preparativos para la Crucifixión (1582), de clara impronta veneciana.
Hacia 1590 se trasladó a Madrid y se cree que también visitó Italia. En Madrid, conoció a Lope de Vega, con quien mantuvo una estrecha amistad hasta el fin de sus días. Seguramente, a través de Lope de Vega se enteró de que el arzobispo Ribera buscaba artistas para varios encargos, por lo que en 1599 fue a Valencia, donde se afincó hasta su muerte en 1628.
La influencia del naturalismo de Caravaggio, con el que probablemente entró en contacto durante su estancia en Italia y de José de Ribera, le llevó a evolucionar desde el lenguaje manierista de sus inicios hacia el naturalismo tenebrista del Barroco. El cambio definitivo se produjo hacia 1620 y fue el primer español en destacarse por el tenebrismo de su obra. Se caracterizó por un fuerte realismo y un gran interés en el uso de la luz y la sombra para subrayar los volúmenes.
Sus primeros encargos en Valencia fueron retratos y obras religiosas, como el retablo de Santiago de Algemesí, donde se observan las influencias de El Escorial y de de Navarrete. Poco después, realizó la Santa Cena para el retablo mayor de la capilla del Colegio del Corpus Christi, por encargo del arzobispo Ribera. A partir de este momento, alcanzó gran éxito, siendo considerado el pintor más importante de la escuela valenciana del siglo XVII. Entre sus trabajos más importantes de los últimos años destacan San Francisco confortado por un ángel místico, Cristo abrazado a San Bernardo y su famoso San Bruno, cuya imagen monumental y austera anuncia el arte de Zurbarán.(1)
(1) http:///ArteEspana.com/franciscoribalta.htm
Francisco de Zurbarán
(1598-1664)
Francisco de Zurbarán nace en el año de 1598 en el pueblo pacense de Fuente de Cantos, hijo de un mercero que le enviará antes de cumplir veinte años a Sevilla, a estudiar con el pintor Pedro Díaz de Villanueva. Una vez completado su aprendizaje, que no durará mucho, Zurbarán regresará a su Extremadura natal, a la localidad de Llerena, donde contraerá matrimonio por dos veces y se establecerá, hasta la fecha de 1626 en que es reclamado a Sevilla para llevar a cabo la ejecución de un importante encargo.
La orden de los Dominicos deseaba una serie de cuadros acerca de la vida monástica para su convento de San Pablo, convirtiéndose la buena realización de los mismos en el detonante para la consecución de otro encargo más, proveniente en este caso del convento de la Merced en 1628, transmitiendo el Ayuntamiento de Sevilla al pintor, un año más tarde, su deseo de que se instalara de forma definitiva en la ciudad, siendo aceptada la propuesta por éste.
Lo cierto es que Zurbarán gozó de fama en su época, algo que propició que nunca le faltaran los encargos, en mayor o menor medida, los cuales se sucedieron a lo largo de los años en forma de peticiones de grandes series pictóricas por parte de diversas órdenes religiosas (Jerónimos, Cartujos…), aunque también llegará a enfrentarse al tema mitológico durante la breve estancia que pase en Madrid participando en la decoración del Palacio del Buen Retiro, no saliendo demasiado airoso de esta prueba, y al género del bodegón, del que se revelará maestro.
Hacia la mitad de su vida la desgracia le alcanzó en la forma de la defunción de su segunda esposa (tras lo que se volvió a casar), una disminución de trabajo y el sufrimiento de la peste de 1649, que se llevará a uno de sus hijos, Juan el pintor.
Además, con el paso de los años Francisco habrá de ser testigo de cómo el nuevo estilo de un cada vez más apreciado Murillo se va imponiendo poco a poco, en detrimento de su propia elección. Finalmente decidirá partir de nuevo a Madrid a la vera de su amigo Velázquez, instalándose de forma definitiva hasta su muerte en esta ciudad, casi una década después y rodeado de estrecheces económicas, en el año de 1664(1)
Etapa madrilena (1623- 1660)
Se trata de la etapa más amplia de la vida y obra de Velázquez que a su vez tiene distintas fases.
Inicialmente, desde 1623 a 1629 se emplea como pintor de cámara de Felipe IV y a medida que pasa el tiempo consigue mejores trabajos. En este periodo continúa su formación como pintor, tomando como referencia las galerías pictóricas de la Corte madrileña. Además, en esta etapa conoce al genio flamenco Rubens.
Entre 1629 y 1631 pasa una larga estancia en Italia aconsejado por Rubens. Allí aprende mucho de la obra de los grandes pintores renacentistas y barrocos italianos.
En 1631 Diego Velázquez regresa a España permaneciendo hasta 1649. Se trata de una fase prolífica en que realiza numerosas obras.
En 1651 regresa de nuevo a España. Entre las obras que realiza en esta última etapa de su vida, están las más importantes (sus tres grandes obras).(1)
(1) http:///ArteEspana.com/Velazquez.htm
Bartolomé Esteban Murillo
(1617-1682)
Autorretrato de Murillo |
Conocido como pintor de redondeces y dulzuras, si a una imagen se asocia el nombre de Murillo es a la de sus vírgenes, siempre puras y delicadas, sencillas en la comprensión y exquisitas, envueltas por una gracia que hoy día quizá para algunos gustos pueda pecar de sentimental en exceso.
Su estilo se divide para un mejor análisis en tres fases o periodos (denominados por Ceán Bermúdez): el estilo frío (hasta 1652), el cálido (1652-1656), y el vaporoso (aproximadamente de 1667 a 1682).
Bartolomé Esteban Murillo nace en Sevilla en 1617, en el seno de una familia compuesta por numerosos hermanos que pronto quedarán sin padres (en un espacio muy breve de tiempo morirá el padre seguido de la madre). De esta manera, Esteban será criado por una hermana y su marido, con el cual mantendrá hasta el final cordiales relaciones.
Será en esta ciudad también donde comience a desarrollar su profesión de pintor, primero realizando obras de temática religiosa para exportar a América y, tras un supuesto "paseo" por Madrid conociendo de la mano de Velázquez las colecciones del Escorial y el Alcázar, asentándose y recogiendo laureles hasta su muerte en 1682.
Al igual que sucede en tantos otros casos se desconoce cuándo exactamente debió comenzar el aprendizaje del joven Esteban, aunque se cree que se inició alrededor de 1633 al lado del maestro pintor Juan del Castillo, en cuyo taller habría permanecido hasta la fecha de la marcha de éste a otras capitales andaluzas unos cinco años después.
Una vez aprendida la base del oficio, la siguiente influencia en la vida pictórica de Murillo vendrá determinada por Pedro Moya, quien, de paso por Sevilla en 1642, y después de estar en Londres, le hará partícipe de lo que en esta ciudad se estaba llevando a cabo (habría conocido a Van Dyck poco antes de su muerte), suscitando en Murillo por medio de copias e impresiones comentadas el deseo de partir de viaje para visionar este tipo de arte también. No irá tan lejos sin embargo, llegando hasta Madrid (según la teoría de Céan Bermúdez) para regresar poco después a su ciudad de origen.
Lo cierto es que hasta la fecha de febrero de 1644, en que es seguro que se encuentra en Sevilla, los pasos de Murillo han sufrido más de un seguimiento arropados por conjeturas (al parecer, de joven, tuvo la intención de emigrar al Nuevo Continente, viaje finalmente fallido, al igual que uno planeado a Italia durante su residencia madrileña, la cual también ha generado hipótesis de veracidad). Sí es seguro que en el año ya citado se halla de nuevo en su ciudad natal porque existe constancia de que es admitido en la Cofradía del Rosario de la Iglesia de la Magdalena.
Así, poco después, se encuentra totalmente establecido, con taller propio, recibiendo encargos de importancia cuya buena resolución contribuirá al aumento de su fama, como la serie para un claustro del Convento de San Francisco en Sevilla (1645), y a punto de formar una familia (diezmada más tarde por la peste del 49). Para la iglesia de los Franciscanos también va a realizar unos años más tarde (1650) una famosísima Inmaculada Concepción, que preludia en esbozo el tipo de virgen a desarrollar en años posteriores (comienza ahora una serie con este tema, que continuará hasta casi su muerte).
Hacia 1660 el reconocimiento de Murillo es grande, los encargos se suceden (provenientes principalmente de clientes religiosos), e incluso llega a intervenir en la fundación de la Academia de pintura de Sevilla, cuya presidencia ostentará hasta el año de 1663. En años siguientes va a llevar a cabo algunas de sus principales obras, como los dos lienzos del sueño del Patricio (para Santa María La Blanca), y muchas de sus inmaculadas, niños y anunciaciones, llegando su fama a tal extremo que, al parecer, el propio monarca Carlos II le habría instado a trasladar su residencia a Madrid, declinando el pintor la invitación.
Al final de su vida (1681 u 82) inicia la serie que no llegará a ver terminada de la iglesia de los Capuchinos de Cádiz, durante cuya ejecución sufrirá un accidente, al caer desde un andamio, que le conducirá a la muerte, finalizando así su vida en el año de 1682.(1)
(1) http:///ArteEspana.com/murillo.htm
José de Ribera "El Españoleto"
(1591-1652)
Setabense de nacimiento, Ribera se debió sentir muy orgulloso durante toda su vida, que fue por lo demás extraordinaria, de su procedencia española, como lo demuestra el hecho de que en Italia se hiciera conocer por "El Español", sobrenombre que derivará, debido a su pequeña estatura, en "El Españoleto".
Nacido en esta localidad valenciana de Játiva en el año de 1591, no se sabe con exactitud cuáles fueron los motivos que determinaron su cambio de residencia dado que es escaso lo que se puede afirmar de su vida sin faltar a la verdad puesto que buena parte de la información que sobre su biografía existe aparece rodeada de leyenda (se le ha llegado a vincular incluso con la mafia napolitana de la época).
Sea como fuere, el caso es que, tras un breve periodo en la infancia de permanencia en Valencia (donde se ha especulado con la posibilidad de un aprendizaje al lado de Ribalta), en 1611 ya aparece documentado por primera vez en Italia, concretamente en Parma. Será en Nápoles sin embargo, y tras un breve paso por la Academia de San Lucas de Roma, donde desarrolle la mayor parte de su producción artística y disfrute de buena parte de su vida, falleciendo en dicha ciudad en 1652.
El hecho de aparecer a la temprana edad de 20 años como pintor nominal, y se supone que ejecutor, de un encargo tan importante como un cuadro para una iglesia de Parma, en concreto un hoy día perdido San Martín para la parroquia de San Próspero, hace suponer la enorme fama de la que debió disfrutar desde los mismísimos comienzos de su andadura pictórica.
En Roma, ciudad culpable de la aprehensión por parte del joven Spagnoletto de la influencia naturalista, realizaría una serie denominada los Cinco Sentidos. Se sabe que habría recibido una serie de encargos importantes en esta ciudad de igual modo, aunque un estilo de vida que le acabará procurando serias estrecheces económicas será al final determinante para que acepte un trabajo en Nápoles.
Es esta ciudad, donde el caravaggismo está en pleno auge, la siguiente etapa y la más importante de su producción y en su producción. Ronda el año de 1616 y Ribera entra a formar parte por un corto periodo de tiempo del taller de Gian Bernardo Azzolino, con cuya hija acabará desposándose en ese mismo año, para establecerse a continuación en su propio taller.
Ribera comienza a recibir encargos importantes, algunos de los cuales provendrán de España, como el de la Colegiata de Osuna, para la que llevará a cabo su famosísimo óleo El Calvario (1618?1625?).
Su consideración no deja de crecer y, en 1624, a la muerte del duque de Osuna, con quien mantenía una estrecha relación, su sucesor el duque de Alcalá nombrará a Ribera con el título de Pintor de Corte, en función de la potestad que su investidura como virrey de Nápoles le otorga.
Por estas fechas trabaja para iglesia della Trinità delle Monache en un San Jerónimo, realiza el lienzo del Martirio de San Andrés (1628) y lleva a cabo una gran cantidad de encargos, entre los que destacan algunos de sus famosos martirios de San Bartolomé y, ya en la década de los años 30 (punto de inflexión en su pintura), la serie realizada para el Convento de las Agustinas Recoletas de Monterrey en Salamanca, para cuyo retablo mayor ejecutó una magnífica y colorista Inmaculada Concepción.
Los años siguientes verán igualmente un incremento frenético en la actividad del taller de Ribera, sucediéndose los importantes encargos, y de su popularidad, llegando incluso a ser nombrado por el Papa Inocencio X Caballero de la Orden de Cristo.
Pero los encargos se espaciarán en el tiempo previo a la muerte del pintor, el cual sufrirá una enfermedad que se agravará a la par que sus penurias económicas (tan sólo aliviadas por algunos trabajos), además de vivir los diversos enfrentamientos que se producirán en la ciudad de Nápoles resultado de un movimiento antiespañol. Enfrentamientos que serán el detonante del deterioro de la salud del pintor, teniéndose el final de su vida por tan increíble como esta misma e, igualmente, distorsionado por la bruma de la leyenda: al parecer, don Juan José de Austria, enviado para sofocar la revuelta, se habría enamorado de la hija (según la versión, la sobrina) del pintor, raptándola para llevarla a un convento en Palermo, conduciendo dicha circunstancia a Ribera hacia la locura, desapareciendo éste poco después (sin embargo, su partida de defunción apareció en Nápoles fechada en 1652)(1)
(1) http:///ArteEspana.com/joseribera.htm
Francisco Ribalta
(1565-1628)
Francisco Ribalta nació en Solsona (Lérida) en 1565. Pasó su niñez y su juventud en Barcelona, donde su padre trabajaba como sastre. Comenzó sus estudios artísticos cuando se trasladó a Madrid, en 1581, formándose en El Escorial dentro del último manierismo. Se relacionó con los pintores italianos que habían venido para trabajar en la decoración del monasterio y en especial con Navarrete. Allí realizó su primera obra conocida, Preparativos para la Crucifixión (1582), de clara impronta veneciana.
Hacia 1590 se trasladó a Madrid y se cree que también visitó Italia. En Madrid, conoció a Lope de Vega, con quien mantuvo una estrecha amistad hasta el fin de sus días. Seguramente, a través de Lope de Vega se enteró de que el arzobispo Ribera buscaba artistas para varios encargos, por lo que en 1599 fue a Valencia, donde se afincó hasta su muerte en 1628.
La influencia del naturalismo de Caravaggio, con el que probablemente entró en contacto durante su estancia en Italia y de José de Ribera, le llevó a evolucionar desde el lenguaje manierista de sus inicios hacia el naturalismo tenebrista del Barroco. El cambio definitivo se produjo hacia 1620 y fue el primer español en destacarse por el tenebrismo de su obra. Se caracterizó por un fuerte realismo y un gran interés en el uso de la luz y la sombra para subrayar los volúmenes.
Sus primeros encargos en Valencia fueron retratos y obras religiosas, como el retablo de Santiago de Algemesí, donde se observan las influencias de El Escorial y de de Navarrete. Poco después, realizó la Santa Cena para el retablo mayor de la capilla del Colegio del Corpus Christi, por encargo del arzobispo Ribera. A partir de este momento, alcanzó gran éxito, siendo considerado el pintor más importante de la escuela valenciana del siglo XVII. Entre sus trabajos más importantes de los últimos años destacan San Francisco confortado por un ángel místico, Cristo abrazado a San Bernardo y su famoso San Bruno, cuya imagen monumental y austera anuncia el arte de Zurbarán.(1)
(1) http:///ArteEspana.com/franciscoribalta.htm
Francisco de Zurbarán
(1598-1664)
Francisco de Zurbarán nace en el año de 1598 en el pueblo pacense de Fuente de Cantos, hijo de un mercero que le enviará antes de cumplir veinte años a Sevilla, a estudiar con el pintor Pedro Díaz de Villanueva. Una vez completado su aprendizaje, que no durará mucho, Zurbarán regresará a su Extremadura natal, a la localidad de Llerena, donde contraerá matrimonio por dos veces y se establecerá, hasta la fecha de 1626 en que es reclamado a Sevilla para llevar a cabo la ejecución de un importante encargo.
La orden de los Dominicos deseaba una serie de cuadros acerca de la vida monástica para su convento de San Pablo, convirtiéndose la buena realización de los mismos en el detonante para la consecución de otro encargo más, proveniente en este caso del convento de la Merced en 1628, transmitiendo el Ayuntamiento de Sevilla al pintor, un año más tarde, su deseo de que se instalara de forma definitiva en la ciudad, siendo aceptada la propuesta por éste.
Lo cierto es que Zurbarán gozó de fama en su época, algo que propició que nunca le faltaran los encargos, en mayor o menor medida, los cuales se sucedieron a lo largo de los años en forma de peticiones de grandes series pictóricas por parte de diversas órdenes religiosas (Jerónimos, Cartujos…), aunque también llegará a enfrentarse al tema mitológico durante la breve estancia que pase en Madrid participando en la decoración del Palacio del Buen Retiro, no saliendo demasiado airoso de esta prueba, y al género del bodegón, del que se revelará maestro.
Hacia la mitad de su vida la desgracia le alcanzó en la forma de la defunción de su segunda esposa (tras lo que se volvió a casar), una disminución de trabajo y el sufrimiento de la peste de 1649, que se llevará a uno de sus hijos, Juan el pintor.
Además, con el paso de los años Francisco habrá de ser testigo de cómo el nuevo estilo de un cada vez más apreciado Murillo se va imponiendo poco a poco, en detrimento de su propia elección. Finalmente decidirá partir de nuevo a Madrid a la vera de su amigo Velázquez, instalándose de forma definitiva hasta su muerte en esta ciudad, casi una década después y rodeado de estrecheces económicas, en el año de 1664(1)
(1) http:///ArteEspana.com/zubaran.htm
Claudio Coello
Claudio Coello es uno de los principales representantes de la escuela barroca madrileña. Nació en Madrid en 1642, en una familia de origen portugués. Su padre, que era broncista, lo llevó al taller de Francisco Rizi, pintor de la escuela madrileña, para que le enseñara la técnica del dibujo y poder usarlo luego en su trabajo como broncista. Pero sus cualidades para la pintura hicieron que continuara su aprendizaje como pintor.
Con él aprendió el lenguaje del barroco decorativo, basado en una concepción dinámica y escenográfica, con gran riqueza de color y una ejecución suelta y vibrante. Más tarde viajó a Italia, recibiendo el influjo de los pintores italianos de la época, como se percibe en su primer lienzo conocido, Jesús a la puerta del Templo.
La pintura de Coello presenta un espléndido colorismo, aprendido durante su estancia en Italia y a través del estudio de los venecianos. Recibió, además, la influencia de Rubens y de Velázquez, a quien debe su especial habilidad para captar la atmósfera y la perspectiva espacial. Sus composiciones se caracterizan por la presencia de un gran número de personajes.
En su producción destaca la pintura religiosa y las decoraciones murales y, a partir de 1683, cuando es nombrado pintor del Rey, realizará numerosos retratos, en especial de Carlos II.(1)
(1)http://www.arteespana.com/claudiocoello.htm